Lunes lluvioso domingo de luz

Hace unos meses, un lunes cualquiera, aparqué el coche no demasiado lejos del hospital Clínico de Santiago. Llovía y, por supuesto, yo no tenía paraguas… nunca llevo, creo que no tengo. Al bajar a Adri del coche y ver cómo la lluvía le caía en la cara sentí un poco de remordimiento.Una cura para Adri enfermedades raras

Unos metros más atrás, salía de un coche un chico, parecía un poco mayor que yo, abría un paraguas y lucía una sonrisa. Siempre me llama la atención la gente con la capacidad de sonreír a las 8 de la mañana.

Yo llevaba a Adri en el colo, con los 20 y pico kilos que pesase en aquel momento, y él se echó a andar en nuestra dirección. Para cuando yo consegui tener a Adri en brazos, coger mi bolso y la bolsa de cosas necesarias (y no necesarias) que llevo todos los lunes para sobrevivir a 4 horas de tratamiento, el chico del paraguas ya estaba a nuestra altura. Me ofreció taparnos. Yo no quería, me resulta incómodo hablar con extraños, no soy precisamente un animal sociable, y, además, sé por experiencia que cuando alguien con quien no tienes extrema confianza te tapa con su paraguas te mojas prácticamente lo mismo que sin él, y además, en mi caso, me choca la cabeza con las varillas. Pero no podía dejar que Adri se mojase intentando dormir sobre mi hombro. Así que me inventé una sonrisa, la mejor que puedo poner un lunes por la mañana, y le di las gracias.

Una cura para Adri enfermedades rarasMe preguntó si había un colegio cerca, y le dije que no, que íbamos al hospital. Resultó que íbamos todos al mismo sitio, la diferencia es que él seguía con aquella sonrisa. Empezaba a parecerme siniestra cuando, por fin, me dijo que iba a conocer a su hijo, que también se llamaba Adrián. Por un momento me hizo cortocircuito el cerebro, porque no entendía, si acababa de nacer su hijo, qué hacía él sólo paseando con un paraguas por las inmediaciones del hospital. Me explicó que había dejado a su mujer en la puerta y había ido a buscar aparcamiento. El misterio se terminó, y todas las piezas encajaban. Por fin entendí la sonrisa y el buen humor de buena mañana.

  Una cura para Adri enfermedades rarasEntonces me acordé. Cómo no acordarse… nadie se olvida del nacimiento de su primer hijo. Recuerdo aquella tarde soleada de marzo, en la que fuimos a Mugardos, a ver un partido de fútbol. Había más embarazadas en la banda. Me acuerdo de cómo me empujó mi marido desde el asiento del piloto para ayudarme a bajar mi barrigón del coche. También recuerdo la noche anterior, dormí en casa de mis padres, pensando que iba a terminar pariendo sola, y los últimos consejos para el parto de las amigas de mi hermana. Y esa noche eterna en el hospital, deseando conocer a mi Adrián. Llevaba mi uniforme de hospital, pero aún no sabía que lo iba a usar para otras estancias menos alegres. No lo sabía porque cuando nace un hijo siempre lo recibes con ilusión. Como el chico que nos tapaba con el paraguas aquel lunes de tratamiento de camino al hospital. Me alegré tanto de no haberle contado a qué íbamos nosotros al hospital… seguro que su Adrián tuvo más suerte que el nuestro.

Una cura para Adri enfermedades rarasTodos esperamos a nuestros hijos con ilusión. Siempre existe un poco de miedo, pero la ilusión lo puede todo. Yo en mis últimas semanas de embarazo no dejaba de preguntarme cómo se puede echar tanto de menos a alguien que todavía no conoces. Creo que Adri sabía que estaba deseando conocerlo, quizás por eso llegó una semana antes de lo previsto. Hoy daría lo que fuese porque pudiese esperar en mi barriga hasta que llegue una cura. Si es que eso fuese posible y sirviese de algo. Tenía prisa por conocerlo, y hoy me gustaría parar el tiempo.


María Vázquez
María Vázquez

María es la madre de Adri.

2 COMENTARIOS
  • Marisol Figueroa
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    Eres grande María,grande por luchar con todas tus fuerzas,grande por conseguir involucrarnos en la lucha,grande por conseguir tanto en tan poco tiempo pero sobre todo por ser esa madre coraje que con su fuerza nos empuja a los demás a ser solidarios y un poco mejores personas.

  • María Vázquez
    María Vázquez
    Responder

    Gracias! pero grandes sois vosotros, ya lo dices tú, por involucraros sin buscar nada a cambio, por ser solidarios y tan buenas personas. Me tenéis perpleja. Pero yo no estoy sola, aunque a veces sea la cara visible. Tengo detrás el apoyo imprescindible, estando yo sola nada sería posible 🙂

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