I Día Mundial de Súper Adri

Durante toda mi vida he ido a innumerables eventos, de todo tipo, no podría cuantificarlos de ninguna manera, imposible. Sin embargo, nunca me había parado a pensar en lo que hay detrás. Normalmente te fijas en los fallos “estuvo muy bien, pero faltaba…”, “hubiese quedado genial que tuviesen…”. Pero, durante los últimos meses, me he dado cuenta de que cualquier pensamiento en ese sentido es simplemente, injusto, porque ahora sé lo que hay detrás de cualquier evento, incluso el más pequeño, y es mucho trabajo y esfuerzo. Mucho. Además, en la mayoría de los casos, hay ilusión. Cuando hablamos de un evento como el I Día Mundial de Súper Adri todo lo que había visto en el backstage de los demás eventos, se multiplica hasta límites totalmente insospechados. Algo así no se prepara en dos días, no se prepara de casualidad, y no lo prepara una persona sola.

Lo que pasó el 23 de julio en el pinar de Ares fue, simplemente, increíble. Había preparado un discurso para el final, tuve que leerlo muy rápido y sin concentrarme en lo que decía para no llorar, y, sin embargo, se quedó pequeño, insignificante, ridículo… al lado de todo lo que se vivió allí en unas horas, que pasaron rápido, medio borrosas, como parte de otra dimensión.

Pasó todo sí, en unas horas, pero prepararlo llevó meses. Me acuerdo de cómo empezó, en diciembre del año pasado. Carla contactó conmigo, creo que cuatro veces distintas, primero porque estaba pensando algo, luego porque había tenido una idea, pero ya hablaríamos más adelante, y después porque iba a ser más adelante pero quería contármelo cuanto antes. Cuando quedamos no tenía una idea, tenía un ciento, y un esquema dibujado a mano de todo lo que iba a ser aquel evento al que aún no le había puesto nombre. Aquel día conocí a Regina. La verdad, no la había visto en la vida. Y esta es la parte que más me estremece y me pone la piel de gallina, de todos estos ciento y pico voluntarios que hicieron falta para sacar adelante este evento, creo que al 80% no los conocía en diciembre del año pasado. A muchos los conocí ese mismo día. A otros ni siquiera tuve tiempo de conocerlos. Y es que es increíble el movimiento solidario, gente ayudando a gente en su más pura esencia.

Después de ese primer día, hubo muchos más, muchas más reuniones, llamadas, whatsapp, ideas, risas, agobios… y mucho trabajo. Lo increíble es que allí no sólo estábamos Carla, Manu, Regina, Isa, Kiko y yo, allí todo el mundo levantó el teléfono para pedir ayuda… y la ayuda llegó. Tanto las empresas como los voluntarios prestaron su trabajo de forma totalmente desinteresada, esto es, sin recibir ningún tipo de contraprestación. Para ser sinceros, hubo dos empresas que vinieron a formar parte y hacer posible el I Día Mundial de Súper Adri, y donaron el 10% de lo que recaudaron ese día, y ojalá que algún día se unan muchas más. Pero todo lo demás fue fruto de voluntarios prestando su trabajo, e incluso profesionales prestando sus propios medios. No podría dormir tranquila si no os contase que nadie de La Guagua cobró nada, ni el alquiler de todos los hinchables que tienen, ni los sueldos de los voluntarios, ni el desplazamiento… nada. Carla y Manu no sólo se movilizaron ellos, sino que consiguieron implicar a todo su equipo profesional, e incluso a toda su familia. Aunque bueno, hay que reconocer que quién no seguiría a una persona como Carla con los ojos cerrados… por su saber hacer, su iniciativa, su creatividad, y, especialmente, por su pasión, que contagia a todo el que se acerque. Estábamos en manos de una excelente profesional y mejor persona, y esa es una de las razones por las que todo salió bien.

Entre Carla y Regina movilizaron también a un montón de empresas que hicieron aportaciones sin las cuales sería imposible haber conseguido un evento así, desde aportaciones económicas, hasta material y materia prima. De Isa… ¡qué podríamos decir! Siempre dispuesta a echar una mano a quien lo necesite, pidiendo favores a diestro y siniestro y con esa eterna sonrisa. Y también Manu, que pone, no sólo su enorme talento en todo lo que hace, sino también su trabajo, porque quién lo diría a simple vista, ¡qué manera de sacar trabajo adelante sin una queja! A veces me pregunto cómo es posible que tanta, tanta, tanta, tantísima gente se haya implicado en este evento hasta el punto en el que lo han hecho, pero la verdad es que cuando pienso en el equipazo que lo sacó adelante, se me disipan todas las dudas.

En una de las primeras reuniones que tuvimos, Carla dijo que cada uno tenía que hacer lo que sabía hacer, porque si no sería un desastre. Y ese es otro de los secretos del éxito (del éxito y de muchas otras cosas que ahora no vienen al caso), creo que se sacó lo mejor de cada uno, porque nadie intentó hacer lo que no sabe. De ahí el magnífico resultado. La verdad, no creo que sea nada presuntuoso decir que todo lo que estaba a nuestro alcance salió bien. Lo único que salió mal fue lo único que no podemos controlar, el tiempo. Pero incluso a pesar de la lluvia, lo considero un éxito.

Por eso no me llegarían 30 vidas para daros las gracias, a todos los que lo hicisteis posible. Por apoyarnos, por creer con nosotros que nada es imposible, por el esfuerzo desinteresado, por haber venido y haberos quedado a pesar de la lluvia, por el cariño, por el interés, por el trabajo de todos los voluntarios… gracias por tanto… A Carla, a Manu, a Regina y a Isa, al equipazo del Casino (y amigos) que se pusieron al frente del churrasco sobre la bocina y lo sacaron adelante con nota, al club de Remo y a Ares solidario, y su puesto de postres y salados solidarios, por ese día y por todos los demás, a todo el equipo de la Guagua, porque como vosotros, no hay dos, al ayuntamiento de Ares por cumplir su promesa de estar ahí, al Payaso Piruleta, al ilusionista Martín Varela y a Koke Couto Maristany (y a su familia por dejarle venir) por hacer un hueco en vuestras agendas y dejarnos disfrutar de una parte de vuestra profesionalidad y saber hacer de manera desinteresada, al equipo de la escuela infantil de Ares que vino a echarnos una mano con la zona de bebés, a Asun Álvarez, por compartir con nosotros ese talento, a Óscar y a Mariquiña por traernos esos pedazo de coches y dejar que se subieran toooooooooooooodos los niños que pasaron por allí, a las bandas de Gaitas Ría de Ares y Trouleada por poner la nota musical, y a los locos locos de la disco tasca, sois muy grandes, a Ortegal Oil, a Ártabro Seguros, a Opticalia Callao, a Error Ferrol, a Roalga Gestión de riesgos, a Agrotendas Mugardos y Narón, a Gadis, a Somos soluciones cerrajeros, a la Agrupación Instrutiva de Caamouco, a Covirán Gelis, a Globecientos, a Ramil Gamma (por lo de ese día y lo de todos los demás) a Joypa, a Bodegas Barral, sin todos vosotros hubiese sido imposible, a Cova do Trasno, a la asociación de Fotografía de Ferrolterra por esas fotazas, a la peña barcelonista de Ares por la camiseta para sortear, y a Lovely y a Crema del cielo por montar vuestros puestos y ser parte también de esta fiesta, y, por supuesto, a todos los demás voluntarios, que pasasteis un día entero de domingo ofreciendo vuestro trabajo desinteresado. Gracias, gracias, gracias, y mil veces GRACIAS.

Pero todo este esfuerzo no serviría de nada sin vosotros, que nos disteis el apoyo y aparecisteis. Fue muy bonito ver cómo vino tanta gente de tantos sitios distintos, familias enteras que llegaron con sus camisetas molonas, todas las que salieron con la equipación completa y cómo se llenó el pinar de Ares igual que en un día de fiesta. Gracias por arroparnos y darnos tanto cariño.

De la peor circunstancia de mi vida está saliendo la experiencia más emocionante y altamente gratificante que jamás me podría haber imaginado. Estoy conociendo a una cantidad interminable de personas maravillosas con corazones sin límite. Hacéis que el mundo me parezca un poco más bonito cada día, y me siento muy orgullosa de formar parte de este movimiento de solidaridad, que espero que no tenga fin nunca, que algún día, cuando Adri ya no necesite la ayuda de nadie, se sigan celebrando Días Mundiales de Súper Adri para ayudar a quien haga falta. Porque, desgraciadamente, siempre hay alguien que nos necesita, y, a veces, me gusta pensar que esto ya no es un movimiento, sino una forma de vivir. Al menos, mi vida la habéis cambiado para siempre, y ya nunca más seré aquella que vive ajena a lo que necesitan quienes no tuvieron la misma suerte que yo, de nacer sanos en una familia de gente sana.

Siempre digo que la mejor forma de agradeceros todo este apoyo será el día que anuncie que Adri accedió a una cura, pero la verdad es que creo que habrá muchas más cosas que pueda hacer y muchos más días Mundiales de Súper Adri para devolveros tanto cariño.

Pero, mientras tanto, Síndrome de Hunter, vamos a por ti


María Vázquez
María Vázquez

María es la madre de Adri.

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